22 de octubre de 2010

Mientras te dure, disfruta de la soltería

Desde que somos pequeños, nos inculcan que lo mejor es estar en pareja, tener una familia, estar acompañados. Aunque consideres que esto es lo que más deseas en tu vida, si tienes miedo a la soledad, puedes llegar a tomar decisiones equivocadas para tu bienestar emocional.

Hay quienes en vez de aprovechar los momentos en los que no tienen pareja (para reencontrarse con ellos mismos, para darse cuenta de lo que quieren y lo que no quieren, para abrirse a conocer gente y a fortalecer las amistades que ya tienen, para una buena elección amorosa) sienten una angustia tan grande que les hace tomar malas decisiones, por ejemplo: intentar volver con alguien del pasado con quien la relación no funcionó, aceptar a cualquier persona con tal de estar “acompañados”, esforzarse por salvar una relación conflictiva o dañina, defender lo indefendible del otro para buscar excusas y seguir con esa persona que no nos hace bien.  Es importante tener una visión total de lo que está sucediendo. Hay que poner todo en una balanza para tomar una decisión madura, aunque esta implique quedarnos “solos”.

Piensa serenamente, ni en los peores momentos de tu vida has estado completamente solo. Mira a tu alrededor, hay más de una persona en quien puedes confiar ciegamente, que es incondicional y estará allí para apoyarte, cuando lo necesites. Tal vez es alguien que ya estuvo a tu lado en muchas ocasiones, o alguien que desea que le des la oportunidad (familiar, amigo, vecino, compañero de trabajo)
El miedo a la soledad es un pésimo consejero en la búsqueda de un compañero (o compañera). Siempre tienes la posibilidad de elegir con quién compartir tu vida y decidir si la relación en la que estás te hace feliz, te permite crecer o está agotada y no hay vuelta atrás. Continuar con un vínculo roto que te hace infeliz, solo ahondará tu sensación interna de soledad. Enfrentar este “fantasma” es más sencillo que lo que crees. La mejor opción que te presenta el estar solo es la enorme oportunidad de tener un espacio en tu vida para que, a su momento, aparezca la persona que sí te permitirá acceder a la felicidad que tanto te mereces.

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